Hoy por fin hemos conseguido doblegar al guardián de nuestra llanada... Y la verdad es que se ha defendido con uñas y dientes, pero la tenacidad de dos montañeros incansables, ha podido con la fuerza imponente de este magnífico macizo. A pesar de los nubarrones negros que amenazaban al inicio, de las continuas rampas implacables y de su inancalzable cruz de hierro, hemos logrado alcanzar su cima como dos valientes!
... y el guardián no tardó en tomarse una pequeña venganza con una caída "inextremis" que nos empapó hasta las entrañas...
Mereció la pena!!!